A Ghost Story.



A Ghost Story.

Rara de cojones, extraña y fascinante a la vez. Nunca pensé que una sábana andante en una película casi sin diálogos por momentos me hipnotizara. No se realmente de que va, pero apuesto que va de la memoria, del paso del tiempo, del olvido y la eternidad. ¡Ahí es nada!

Tiene planos, escenas exasperantes: esos minutos ¿cinco? en plano fijo en los que la protagonista, Rooney Mara, se come una tarta… ¡Exasperantes! Y otros maravillosos como el del “despertar” en la morgue, el de los fantasmas en las ventanas y en todos en los que el fantasma mira lo que sucede en su extraño transcurrir del tiempo.

Y un formato casi cuadrado (formato 4:3), con los bordes redondeados, al estilo del viejo super 8, o 16 mm. Los tiene “bien puestos” su director, David Lowery, en estos tiempos que corren. Aunque supongo que habrá hecho la película con su dinero, con colegas y en poco tiempo.

¡Ojo! No es una película al uso de fantasmas, sustos y tal es una historia en la que un fantasma se reencuentra con sus propios fantasmas y aprende a asumir el dolor, la pérdida y la angustia. ¡Ah! Y el fantasma es Casey Affleck que entre esta “historia de fantasmas” y la de “Manchester by the Sea” se está especializando en personajes tristes, torturados y casi mudos…

Pero ármate de paciencia, de mucha, para ver este drama arduo, duro, triste e implacable. Si entras en esta película de buen encuadre y composición de los planos, de un buen  montaje que muestra el “tiempo” del fantasma, te gustará. Si no, saldrás del cine o cambiarás a otra cosa en menos de quince minutos. Rara de cojones.






rottentomatoes

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