En realidad, nunca estuviste aquí.

En realidad, nunca estuviste aquí.

San Joaquin Phoenix que estás en los infiernos es el protagonista de esta película en la que interpreta a un exmarine solitario que busca en cruzada personal y con un martillo (sic) a mujeres, niñas explotadas, secuestradas. A veces las salva. Historia en off donde realidad y sueño se mezclan, se unen sin que nunca estemos seguro de cual es cual. Película dura, durísima en la que toda la violencia está fuera de plano y lo está de forma magistral. Algunos dirán que es demasiado “estilosa”, demasiado artificial. Yo digo que es casi perfecta en contenido, complejidad y sutileza. No hay redención. Es epidérmica. Es perturbación. Es inquietante. Es desolador el universo moral de la historia. Y lo consigue casi sin elementos, de forma brillante al unir en una misma secuencia observación,  recuerdo y alucinación. Seguiré a Lynne Ramsay después de esta puesta en escena del abismo, del infierno. A Phoenix ya lo hago.

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