Dune 2: Espectacularidad sin alma
Denis Villeneuve, el director de Dune 2, es un cineasta que
me genera sentimientos encontrados. Ha creado películas que me inquietan y
sorprenden, como Sicario o La Llegada, pero también otras que me parecen
huecas, como Blade Runner 2049, una innecesaria continuación de un mito.
Dune 2, por desgracia, se acerca más a esta última
categoría. La película es visualmente impactante, con imágenes sombrías y una
banda sonora omnipresente que busca crear una atmósfera épica y filosófica. Sin
embargo, la falta de emoción y la narrativa tediosa la convierten en una
experiencia frustrante.
Los personajes son vacíos y no logran conectar conmigo. La
trama, a pesar de su potencial, se pierde en detalles irrelevantes y no avanza
con la fluidez que se esperaría de una historia de ciencia ficción de este
calibre.
Es importante destacar que no se trata de un ataque al cine
de ciencia ficción en general, ni a la obra de Villeneuve en particular.
Simplemente, Dune 2 no me ha convencido.
Entiendo que algunos espectadores apreciarán la estética y
la grandilocuencia visual de la película, pero para mí no es suficiente. En el
cine, busco algo más que imágenes bonitas, busco historias que me emocionen,
personajes con los que pueda conectar y una experiencia que me haga sentir
algo.
Dune 2 no me ha hecho sentir nada, solo tedio.
Espero que le vaya bien a la película, ya que, si esto sirve
para que el gran público, especialmente el juvenil, vuelva a las salas de cine,
me alegraré. Sin embargo, a mí no me ha provocado ninguna de las sensaciones
que me hacen seguir amando el cine.
En definitiva, Dune 2 es una película que me ha
decepcionado. Tenía muchas expectativas, pero no se han cumplido. Es una pena
que un director con el talento de Villeneuve haya creado una obra tan vacía.
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